Toda la vida he sido fanática de los gatos, son animales tan tiernos, interesados, coquetos, delicados, pero sobre todo son tan únicos, aunque tengan actitudes y características parecidas, aunque sus colores, manchas o posiciones sean similares cada uno las vuelve propias.
Esta es la historia de un gato lindo, blanco con parches negros que le creaban un antifaz, era un gato cómico, si escuchaba un estruendo mientras estaba conmigo no pasaba nada, pero de repente se escuchaba el mismo sonido y no me veía tenía dos opciones, la que en rara ocasión utilizaba, buscarme y la segunda era correr y esconderse en sus sitios de confianza, tenía tres, una librera, una caja o un sillón. La caja era la favorita para tiempos de lluvia, el sillón era su domitorio y la librera era para las excepciones, cuando tenía demasiado miedo, cuándo la lluvia venía con rayos y truenos que hacían que se fuera la luz.
Un gato asutadizo es algo indescriptible, da la impresión que el pequeño gatito pierde su fuerza, pero en realidad, es que tiene miedo y no sabe como manejarlo. El miedo no es normal en un gato, generalmente son independienes, son ellos, pero mientras el movimiento #ni una menos y yo definimos para donde seguir, hay un gato intrigando mis noches, porque no se su reacción hasta que suceda.
En algún momento alguien me dijo ´ya no hay respeto a mi rutina´ y hacer rutinas es de humanos, la consideración a las rutinas también lo es, confirmar rutinas también lo es, pero en que medida las rutinas de unos afectan a otros y en que medida perdemos la consideración a las rutinas, ¿en que medida se mantiene o se elimina el respeto?
¿Quién determina el respeto? cada uno tiene su medida, todos creemos que la medida del respeto es la que nosotros manejamos pero no siempre es así y es por ello que establecemos reglas y que todos intentamos cumplir dichas reglas.
Pero que pasa cuando las reglas que se establecen deben cambiarse, ¿porqué es necesario hacerlo, se dieron las indicaciones incorrectas al inicio o no se evaluaron las posibilidades?
Será que alguien faltó a ellas primero, será que no se consideraron todas las posibilidades desde un inicio.
Es de entender que los seres humanos somos seres cambiantes y que no todo lo que nosotros hacemos será entendido de la misma manera por otros. por ello es que intentamos llevar la fiesta en paz.
Pero hay cosas que deben hacerse, analizarse, examinarse y hasta cierto punto recomponerse, la idea no es bloquear a alguien solo por que sí. La idea debería ser que todos tenemos la habilidad y posibilidad de equivocarnos, pero todos podemos y tenemos la oportunidad de reivindicarnos, todos tenemos la oportunidad de réplica, la idea no es imponer, la idea es que de cada interacción, todos saquemos lo mejor de nosotros mismos.
Lo mejor sería no dejarnos llevar por un enojo o por un error para echar a perder todo, la idea sería poder renegociar, pero esa habilidad debe desarrollarse, no es impuesta, no es inmediata es negociada tal y como lo son las reglas, la idea es que se logre un acuerdo común que permita que la fiesta pueda llevarse en paz para que todos podamos desarrollar el mayor y mejor potencial que tenemos, no estamos obligados a aguantarnos o a aguantar a alguien, pero tenemos la capacidad de ser tolerantes y dar oportunidades, según estas sean necesitadas.
Todos somos humanos y todos podemos errar, perdonar es de sabios, no aguantar, no tolerar, sino errar, renegociar y continuar.
